Siguiendo con la seguía de monte sigo recapitulando historias pasadas, esta vez de la penúltima vez que he estado en guadarrama.
Entre que tenía el mono por no haber podido andar en el monte todo lo que quería por los Cárpatos y que estaba solo en casa me cogí los trastos y me largué a por la metadona (Guadarrama).
Tampoco conozco demasiado la zona como para improvisar un día de diario, solo, agosto, calor… en fin que con la excusa de dar una vuelta y como hacía tiempo que no pasaba por allí decidí enganchar la cuerda larga hasta Cabezas de Hierro y a la vuelta acercarme a la Maliciosa (por eso de verla sin nieve).
Cabeza de Hierro Mayor y Menor
Llegué a Navacerrada sobre las 9,00 me puse las botas, cronómetro a 0 y comencé a subir a la bola del mundo por la senda de las cabrillas sin ahorrar fuerza, así, sin calentar y a tope, tan a tope que me olvidé de colocar mis esparadrapos en los tobillos y justo antes de volver a salir a la pista de la bola del mundo ya tenía mis primeras ampollas, ¡joder!, a buscar en la mochila el esparadrapo… ¡vaya!, ya me acuerdo, lo saqué de la mochila y lo dejé en el coche mientras me ponía las botas.
Me acordé en ese momento que tenía los compeed que compré en Navarredonda, así que nada, como era lo único que tenía me los pegué y seguí andando entre ¿ovejas?,… si, había ovejas en la bola del mundo.
La Maliciosa desde la cuerda larga
En fin, yo a lo mío, las ampollas me estaban haciendo bastante daño y como no tenía otra cosa más interesante que hacer me daba rabia volverme así que nada, a aguantar y “hasta donde llegue”, primer hito: cerro de Valdemartín.
Tuve que bajar algo el ritmo por el dolor en los talones, aún así no iba mal del todo así que como ya veía la Cabeza menor pues nada, de nuevo “hasta donde llegue”.
Cabeza de Hierro Mayor y Menor desde Valdemartín
Bajando Valdemartín unas sospechosas nubes se acostaron sobre la cuerda, a lo lejos veo un paisano de unos 50 años subiendo, ¡vale!, esta es la mía, seguro que es un experimentado montañero y meteorólogo, la voy a preguntar por las nubes a ver que le parecen a él. Al cruzarme lo primero que me dijo era que como se llamaba la montaña de donde él venía (Cabeza de Hierro Menor), ¡vamos, no me jodas! y yo que creía que me cruzaba con un gurú de la montaña, en fin, que estuvimos hablando 5 minutos y le conté un poco donde estaba, el nombre de los montes y collados que se veían alrededor, la verdad es que era un paisano muy simpático.
En fin, que tras mi conversación en la que aproveché para coger un poco de aire comencé la subida a la menor por el pedregal. Llegando a la cumbre me despisté un poquito de la ruta cumpliendo así con la tradición montañera que nos persigue habitualmente, pero en lugar de darme la vuelta y como tampoco tiene demasiada historia aproveché para hacer un destrepe para creerme un montañero de verdad.
Otra vez casi a tope, pues el compeed que me había puesto anteriormente algo me aliviaba, llegué a la Mayor , foto, un poco de bebida, un chocolate y unas castañas al bolso para ir comiéndolas al regreso, ahora si que voy andando todo lo deprisa que mis talones me dejan.
Cabeza de Hierro Mayor
Cabezón en Cabeza de Hierro Mayor
Estando en la Mayor ver a un grupo de montañeros que están cruzando Cabeza de Hierro Menor, voy a ver si les pillo, salgo a buena marcha y llego al punto a donde les había visto por primera vez, ellos ya casi han llegado al collado, así que una vez descendido el caos de rocas comienzo a correr cuesta abajo hasta casi llegar de nuevo a Valdemartín, si tengo que perder los pies que sea a lo grande.
En Cabeza de Hierro Menor
A lo lejos la Bola del Mundo
Subiendo al cerro, noto de nuevo el dolor en el talón, comienza a escocer, ya había alcanzado a alguno de los integrantes del grupo que se había rezagado, así que nada a por los otros, Llegando a la cima de Valdemartín les alcanzo, saludo (todo el mundo sabe que no saludar en el monte es de domiguero) y tiro ya con lo que puedo hasta la bola del mundo y de nuevo a descender por el camino de las cabrillas hasta el coche.
Como en esta ocasión estaba solo no pude hacerme la foto bebiendo la típica caña del después, pero doy fe de que la tomé, acompañada de un montadito de lomo, miro el tiempo 3,40 (teniendo en cuenta que no podía correr no está mal), como físicamente me encuentro fenomenal me da el punto y comienzo a plantearme hacer un trail corriendo por la montaña, pero eso será objeto de otra aventura.
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