Bueno, pues el año va acabando y que mejor forma de hacerlo que dando un paso por el monte...¿el último del año?...espero que no, si o si tengo que estrenar las botas que compré el verano.
La cosa es que un solo mail fué más que suficiente para reclutar a lo más granado del equipo grotesco, Boni el hombre que vino del frío y que aún está en fase de recuperación física, Dani y Vero, hacía ya tiempo que no se apuntaban a una (Vero se ha ganado una plaza en sin par equipo tiempo atrás), y luego Meli y yo, solo nos faltaba Merce para hacer un equipo digno del mismísimo Ernest Shackleton.
La idea era ir a dar una vuelta por el hayedo de Tejera Negra, y luego pues a lo nuestro, unos callos, unas cañas, vamos, lo normal, y en esto que en la mañana del día 8 de diciembre, sin mucho madrugar salimos para allá.
El día se presentaba frío, pero nada que que se acercara a lo extremo de otras ocasiones, la idea era la siguiente, recorrer la senda del robledal desde el centro de interpretación de Cantalojas hasta llegar al Hayedo y luego volver realizando así la ruta de forma circular, eso mismo más o menos es lo que nos dijo amablemente uno de los guardas del parque, pero no contaba con nuestra innata capacidad para la desorientación y tal cual nos dijo que siguieramos la carretera nosotros hicimos lo contrario, abandonarla, ...a lo lejos vimos el guarda corriendo tras nosotros diciendo que ya estábamos desviados y corrigiendo nuestra ruta.
Pues bien, ya reorientados la cosa es bastante sencilla y solo hay que seguir el camino balizado por las señales verdes... y por las roderas de los coches. La ruta comienza descendiendo al río y comienza el ascenso de nuevo por un bonito robledal, por aquí echamos de menos a nuestro amigo Jose para que nos iluminara con sus conocimientos biológicos sobre la biosfera.
Puente de Pizarra sobre el río
La niebla le daba un punto tétrico a la ruta
...vamos pa'quí, pa'lla.....vamos de excursión.
La ruta sigue el robledal hasta llegar a una explanada llamada "plaza de toros" donde encontramos un monolito gigante y un cartel de información donde se indican los picos más importantes de la sierra de Ayllón, ...el paisaje nevado y la niebla abriendo hacía que se me pusieran los dientes más largos que a Mario Vaquerizo en Berskha, ¡que ganas de ponerme los pinchos!.
El "manolito" gigante.
A lo lejos las cumbres ya nevadas de la sierra de Ayllón.
Siguiendo la senda está el desvío a un pedazo de Roble centenario al que los años le han respetado lo suficiente como para no acabar en una estufa, en este punto, la ruta se cruza con otra de BTT (Boni, vete dando aire a las ruedas) y las dos juntas siguen hasta un collado en el que por fin se entra al hayedo.
El roble centenario...o milenario....
Hei....solo pienso en ti......
El equipo del Al Filo...casi al completo.
Aquí se abandona la senda y se entra en la del Hayedo
El problema... pues que aquí cambia la orientación y la poca nieve que había se ha transformado en hielo, así que pasito a pasito y con calma (y yo con las botas en casa y andando con las zapatillas de trecking).
Los árboles ya han perdido prácticamente todas sus hojas pero lo cerrado del bosque, la cantidad de árboles y la senda completamente congelada daba un punto al tema, así que ahí estábamos, turnándonos por ver quien iba primero y último para ver los resbalones de los otros.
Aquí nos encontramos con varios senderistas, ellos han dejado el coche en el aparcamiento que hay a pie del hayedo, nosotros ya llevamos unos 8 km. más lo que nos queda de vuelta.
Como podemos conseguimos atravesar todo el hayedo entre numerosos bailes producidos por resbalones, hasta que...plaf!...ocurre lo inevitable, en esta ocasión es Meli la que se da el costalazo contra el suelo...bing, bing, bing....¡cañas gratis!.
Ya más tranquilos paramos a comer algo a resguardo del aire y aprovechando que al descender la temperatura era más agradable, aquí sacamos a relucir los quesos, embutidos, hasta paté... bueno y alguno jamón york de sobre, y otros ni siquiera eso ya que el lomo se debió de quedar en el frigorífico, menos mal que teníamos viandas de sobra para todos.
Con cuidadín.....
El bosque está de película de miedo
Un tejo entre tanta haya
Con todos ustedes..."la hieloneta"
Ríe ahora.....
El camino estaba para el resbalón.
Una vez completada la ruta circular por el hayedo salimos de nuevo a nuestra senda del robledal, esta nos lleva al aparcamiento donde están la mayor parte de los senderistas que nos hemos encontrado durante la ruta, el resto eramos nosotros.
Desde aquí ya "solo" queda seguir paralelo al río, este nos llevará hasta la carretera donde habíamos dejado el coche, la cosa está en que obligatoriamente nos vemos obligados a pasar varias veces el cauce de este para poder seguir la senda, con las correspondientes situaciones cómicas y grotescas, que si salto, que si no salto, que si está muy lejos, que si no me llega la pierna... que si agarramé la mochila que voy a saltar....etc.
¿salto...no salto?
como para un empujón.
Terminando la ruta
Tras el último salto la ruta ya solamente sigue por el margen izquierdo del río hasta que se encuentra con la carretera y de ahí de nuevo al coche, al llegar vemos que el guarda ya se ha ido, espero que con la conciencia tranquila de no habernos dejado abandonados ya que parecía que no daba mucho por nosotros..
En fin, que de ahí, ya en coche, al pueblo de Cantalojas, donde tuvimos a bien dar rienda suelta a nuestros instintos primarios y devorar unas bravas, torreznos no sin antes brindar con las merecidas cervezas tras los 21 km. de ruta.
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